Entusiasmo
Ralph Waldor Emerson dijo una vez: «No se puede alcanzar la grandeza sin entusiasmo«. En el gran tabernáculo mormón de Salt Lake City un orador tenía que hablar durante cuarenta y cinco minutos. Habló durante más de dos horas. Cuando terminó, diez mil hombres y mujeres se levantaron y le aplaudieron durante cinco minutos.