No es necesario ser adivino para predecir el futuro de una persona. Solo hace falta preguntarle cuál es su meta en la vida y qué ha pensado hacer para alcanzarla.
Si le hacemos esa pregunta a cien personas, noventa y ocho contestarán algo parecido a esto: “Quisiera tener una buena vida y llegar a triunfar en lo que me proponga.”. La respuesta suena bien, pero si profundizamos un poco nos daremos cuenta de que esa persona nunca obtendrá nada en la vida excepto las sobras de la gente que realmente ha triunfado, es decir, de aquellos que tienen un objetivo definido y una estrategia para alcanzarlo. Si quieres tener éxito, debes decidir ahora mismo cuál es tu objetivo y cuáles son los pasos que tienes que seguir para conseguirlo.
→ Objetivo. Estrategia.
Hace años trabajé con un hombre llamado Stuart Austin Wier, de Dallas. Era colaborador de una revista que yo editaba, y él apenas conseguía sobrevivir. Tal vez hubiera seguido siendo un pobre escritor de no haber sido porque cierta historia que redactó sobre un inventor le inspiró de repente a cambiar su vida.
Para sorpresa de los que le conocían, anunció que dejaba el periodismo y que volvía a la universidad para estudiar derecho. No iba a ser uno más, sino “el mejor abogado de la propiedad intelectual del país. Llevó a la práctica su plan con tanto fervor que terminó sus estudios en un tiempo récord.
Cuando empezó a ejercer aceptaba los casos más difíciles. Pronto su reputación se extendió por todo el país y sus servicios tenían tanta demanda que, aunque sus honorarios alcanzaban niveles astronómicos, se vio obligado a rechazar más clientes que los que aceptaba.
La persona que actúa con un propósito y un plan determinado atrae las oportunidades. ¿Cómo te puede dar algo la vida si no sabes lo que esperas de ella? ¿Cómo te pueden ayudar otros a triunfar si tu mismo no has decidido cómo lograrlo? Sólo con claridad de objetivos se pueden superar los fracasos y las dificultades que se crucen en tu camino.
→ Propósito. Planificación.
Uno de los pioneros en montar cadenas de tiendas en Estados Unidos fue Lee Maranz, un hombre que sabía lo que quería y cómo conseguirlo. Maranz, que era ingeniero mecánico, inventó una máquina automática de helados. Imaginó una cadena de tiendas de helados de costa a costa y diseñó un plan para hacer su sueño realidad.
Él, como muchos otros, construyó su propio éxito ayudando a otros a triunfar. Ayudó a mucha gente a abrir sus propias tiendas de helados. Él les proporcionaba los planos de la construcción y el diseño de la tienda, una idea revolucionaria para la época. Les vendía la máquina de helado a precio de coste y él ganaba con la venta de la mezcla para el helado. ¿El resultado? La apertura de la cadena de tiendas que Maranz había decidido abrir por todo el país.
Él dijo: “Si realmente crees en tí mismo, en lo que estás haciendo y en lo que quieres hacer, puedes vencer cualquier adversidad”.
Si quieres triunfar, deja de ir a la deriva. Elije una meta. Escríbela. Grábala en tu memoria. Decide exactamente cómo piensas alcanzarla y empieza inmediatamente a poner en práctica tu plan.
Tu construyes tu futuro. Decide ahora cuál va a ser.
(“Rico en un año”. Napoleón Hill. Semana 1: Si sabes lo que quieres, lo conseguirás)
La mayor parte de la gente no consigue nada en la vida porque no sabe lo que quiere. Nadie enseña eso. Y si no sabes a dónde vas, no llegarás a ningún sitio.
Cuando alguien está «perdido» por falta de objetivos, eso no es un problema, es una oportunidad.
La oportunidad en cualquier momento de la vida está en descubrir (nuevos) objetivos (personales, profesionales, económicos, …) y planificar cómo alcanzarlos.
El solo hecho de tener (nuevos) objetivos y planificar su consecución transforma a la persona (crecimiento), sin olvidar la necesidad de acción. No pueden quedarse en el terrenos de las ideas, del papel, sino que hay que ponerse en marcha.
Las ideas sin acción provocan frustración.
Todos y cada uno de los días, como mínimo 10 minutos trabajando en la consecución del objetivo marcado.